El título que he escogido para las tres es FÓRMULA DE LA FELICIDAD.
- El que no deja, ¡déjalo!
- Primero sálvese usted, luego salva a otra gente.
- 1 + 1 siempre es positivo.
- El que no deja, ¡déjalo!
Cabe mencionar que he recibido críticas como pan de cada día. Pero hay que saber reconocer cuando son buenas. Callar cuando se tiene duda. Y huir si son destructivas.
Volviendo al tema de la entrada. Creo firmemente que si una persona tiene un aura, un aire, una vibra o una sensación de disgusto o malestar (sentimental) entonces no vale la pena pasar el tiempo con esa persona.
Tengo unas cuantas experiencias en las que he tenido esta sensación. Gente con la que he convivido y he tenido que resistir, o incluso, batallar en mantener la calma. Personas que no nos brindan una situación de confort o no nos ayudan a sentirnos mejor, simplemente no vale la pena pasar tiempo o gastar energía en ellas.
Por el contrario, contadas las personas que pudiera nombrar que han provocado exactamente el sentimiento opuesto, que es el de satisfacción, la felicidad y el buen humor. Este tipo de personas hasta da un gusto saludarlas, verlas, procurarse y tenerlas junto a uno.
Y para no irme tan lejos, el domingo pasado una experiencia justamente en los dos extremos que he mencionado.
Mi día comenzó bien. Si bien no me hacían sentir mejor ni feliz, por lo menos no me bajaban el ánimo y nada. Y así fue por un rato y todo estaba bien. De un momento a otro, la historia cambió y la situación se volvió tan desagradable que tuve que resistir para no ponerme mala onda.
Sin entrar en detalles, más tarde tenía un compromiso y aunque iba con el humor bastante bajo no quería romper el compromiso pues no me gustan esas situaciones de cambios drásticos de planes y en manera de lo posible trato de evitarlas para otras personas.
Pasó el rato y llegué a mi compromiso. Se hizo la actividad que se tenía planeada y puesto que estuve enfocado en la actividad pues simplemente iba a regresar a mi departamento sin más ni menos. Sin mentir, no pasaron ni 10 minutos de estar meramente interactuando con el sujeto en cuestión que el humor se transmitió e infirió en mí que no pude evitar reírme y ponerme de un humor bastante alegre. Como mencioné, no cambié el plan y sencillamente me regresé a mi departamento pero fue ese breve momento que bastó para ponerme de buen humor por el resto del día. Tal cual me lo transmitieron a mí y yo lo transmití a la persona que me había puesto de mal humor temprano.
Un punto bastante importante que en ocasiones pienso y no quiero dejar de pasar aquí es que nosotros somos los únicos culpables de dejar que alguien nos modifiqué nuestro humor, autoestima y demás.
Sin embargo, no deja de considerarse algunos factores para el resultado de la ecuación que es nuestra personalidad o felicidad.
Finalmente, me he tratado de enfocar en ser el segundo tipo de persona (la que trata de aportar positividad) pero siendo honesto, no siempre lo soy. Muchas razones y muchas situaciones que puedo mencionar al respecto pero ese no es el tema de hoy.
P.D. Si alguna de las personas que han sido ese faro en la niebla de la negatividad de la vida... ¡GRACIAS!
¿Crees que vale la pena sacrificar nuestro bienestar por tratar de ayudar el humor de alguien que ha decidido estar en la negatividad?
Yo creo que sí, pero hasta cierto punto.
¿Y usted?


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